Religioso de la Orden de Predicadores,
fundador de la
Cofradía del Rosario, de
San Julián de Viñón. Siguiendo
sus propios testimonios, y utilizando referentes cronológicos, se sabe que, en
el año 1656, este fraile se encontraba en el convento de los dominicos de
Oviedo, donde desempeñaba el cargo de “Maestro de novicios”. En la
historia
del convento, edición de Lázaro Sastre Varas, aparece la fecha en que Leonardo
de Valdés tomó los hábitos: “1652. El 25 de junio, profesó Fr. Leonardo de
Valdés, natural de
Santa Eulalia de Cabranes. Murió prior de Villada, en 1672”. Asimismo, por
el libro de Fr. Juan Taboada averiguamos más noticias del personaje, a quien el
autor sitúa como hijo de hidalgos y con una trayectoria importante: “Profesó
asimismo en este convento, en 25 de junio de 1652, fray Leonardo de Valdés,
natural de la parroquia de Sancta Eulalia, del
concejo de Cabranes, e hijo
de Jerónimo de Valdés y Margarita de Hevia, su mujer, los que eran hijosdalgo
notorios. Criáronlo como debían en santo temor de Dios, y siendo como era de
bellísima inclinación, salió mozo verdaderamente ejemplar. Pero llamólo Dios a
más perfección, y así correspondió a su divino llamamiento, profesando en la
religión, a los veinte y un años menos un mes, en la que fue verdadero espejo
de religión y virtud. Parece ser que había estudiado en el siglo y que en la
religión le pasaron a lo menos dos cursos de artes, pues, apenas acabó los
estudios, siendo sacerdote muy mozo, y que a lo más tenía 25 años y pocos
meses, lo hicieron maestro de novicios de este convento. Porque consta del
libro de profesiones que lo era el día dos de octubre de 1656 (cuando sólo
contaba muy poco más de cuatro años de profesión), y perseveró en menos de
1659: argumento claro de su grande juicio, madurez y prudencia, y manifiesta
prueba de que era muy singular su virtud y su vida muy ejemplar. Después lo
hicieron suprior, y lo fue hasta mayo de 1661. Todo lo cual ejerció con mucho
ejemplo de virtud y religión. Y en el tiempo que fue maestro de novicios, sacó
discípulos excelentes. “Por junio del citado 1661, se fue a vivir a Benavente,
en donde lo poco que vivió, era norma de religiosos por su observancia y vida
arreglada. Murió a poco tiempo de estancia en aquel convento, pues se ajusta,
por los libros de caja de éste, que fue su muerte por diciembre del mismo año o
enero de 1662; pero murió como vivió, con opinión de mucha virtud. Así se
expresa en el capítulo benaventano del mismo año de 1662: …in conventu
sancti Dominici Benaventani obiit frater Leonardus de Valdés, sacerdos, cum
opinione virtutis. Murió muy pobre, porque su vida fue de verdadero pobre de
espíritu, despegada de todo lo que el mundo estima, y hasta de sí mismo”.