El coto de Camás
pertenecía al monasterio de
Valdediós. Lo habitaban “hasta veinte
vasallos con viudas”, del estado de hijosdalgo y pecheros. El abad tenía sobre
ellos “justicia y jurisdicción civil y criminal”. Nombraba justicia y ésta y él
cobraban las penas de cámara. Los vasallos debían, como tales, un yantar al
abad. Pagaban, de bienes que pertenecían al monasterio, 2.000 maravedíes de
vellón al año y a la Real Hacienda la alcabala y servicio. Se estimaba, en
1553, que cada vasallo podría valer 7.500 maravedíes.
A mediados del siglo XVIII, en la documentación del
catastro, se asignan al coto 50 vecinos, ocho viudas y siete mozas solteras. El
aumento de vecindario fue del 190 %, si se admiten las cifras de vecinos
de finales del siglo XVI. Tal aumento sólo pudo haber tenido lugar si hubiera
habido inmigrantes en el coto y fundación de caserías. Continuaba ostentando el
señorío del coto de Camás el monasterio de Valdediós, el cual cobraba, por tal
motivo, 15 maravedíes de cada vecino y ocho de cada viuda. El coto de Camás era
de corta extensión: 1.447 días de bueyes. Vendría a tener, de oriente a
poniente, un cuarto de legua, y otro cuarto de norte a mediodía. Su perímetro
vendría a ser de una legua, y para caminarlo eran necesarias tres horas. De la
extensión total, en días de bueyes, 451 eran de labor, 80 de prados de regadío,
114 de prados de secano, 19 días de bueyes plantados de avellanos, 18 plantados
de robles y 85 de castañales. Había también 50 días de bueyes plantados de
castaños de cría, de manzanos, nogales, cerezos, higueras, perales y ciruelos.
Los huertos ocupaban dos días de bueyes y el “plantío real” ocho. Las tierras
de pasto de particulares ocupaban 60 días de bueyes. Las tierras de monte,
matorrales y peñascos, del común, que sólo servían para pasto, ocupaban los 560
días restantes. En el coto de Camás se pagaban diezmos de pan, maíz y centeno.
Por hierbas, fabas blancas y todo género de frutos daba cada vecino un celemín
de maíz, y las viudas y los viudos un copín, a excepción de alguna casa. Por la
cosecha de castañas y avellanas, contribuía cada vecino a su voluntad. Las
primicias consistían en el pago, por cada cabeza de casa, de un copín y tres
cuartos de pan, y las viudas y los viudos la mitad. Por cenas de cuaresma, cada
vecino pagaba 16 maravedíes.
El diezmo de tocino consistía en el pago de un real
por cada cerdo que se vendía, y de la décima parte de los que se mataban. Se pagaba
diezmo por las crías de ganado, en la forma clásica de Asturias: cuando las
crías eran ocho, se entregaba una entera de diezmo. Si eran siete, se daba
media, y, cuando no llegaban a este número, se pagaban tres maravedíes por cada
una. Se pagaba, en concepto de diezmo de leche, toda la que se ordeñaba desde
pascua de resurrección hasta el día de San Juan de junio. Los diezmos se
repartían, por mitad, entre el párroco y el abad de Covadonga. El importe de
las cenas de cuaresma lo cobraba íntegro el párroco.
A mediados del siglo XVIII, el mayor hacendado del
coto era el cura párroco de Fresnedo. El coto de Camás, agregado al concejo de
Cabranes, era anejo de la parroquia de
Santa María la Real de Fresnedo. Se estimaba que el producto de las heredades del cura, en el coto,
podría ascender a 539 reales. Por aniversarios perpetuos recibía 20 reales, 24
reales y 16 maravedíes por ofertas forzosas, y, por cobrar la mitad de los
diezmos, le correspondían 812 reales y 110 como perceptor de la mitad de la primicia
(G. A).