La historiografía local y, menos aún, la nacional, se han detenido en la arquitectura quinientista asturiana. Para muchos expertos, ha sido objeto de un total menosprecio, ensombrecida, quizá, por la importancia arquitectónica de la catedral de Oviedo. Sin embargo, como señala la historiadora Mª Pilar García Cuetos, la arquitectura quinientista asturiana sorprende por el número de edificios construidos, lo complejo de la transmisión de modelos, la peculiar forma de organización del trabajo, la convivencia de la estructura gótica con una decoración de estilo italianizante o manierista, lo abrupto de la transición al clasicismo desornamentado que se impone a finales del siglo XVI y la difusión de nuevas tipologías templarias y monásticas. Como indica José A. Pereira, en su Historia General de la Arquitectura en Asturias, San Martín el Real de Torazo representa la influencia de la austeridad decorativa impuesta desde El Escorial a través de las escuelas arquitectónicas de Lerma o Valladolid. Junto a la capilla de San Pedro de Rozadas, es un buen ejemplo del barroco integrado en el medio rural que muestra la evolución estilística a lo largo de casi un siglo en que este estilo se desarrolla en Asturias, con obras y autores poco conocidos y una cronología imprecisa.
San Martín el Real de Torazo es, a juicio de los expertos, el edificio manierista más importante del concejo. Según la inscripción grabada sobre el dintel de la puerta principal que da acceso a la sacristía, su fundación data del año 1685.
Esta iglesia, como la de Santiago de Sariego, San Emeterio de Sietes, en Villaviciosa, o la de Solís, en Corvera, tenía una finalidad funeraria. Orientado hacia el Este, el templo de San Martín está levantado sobre un cementerio de los siglos XVI y XVII, compuesto por noventa y ocho sepulturas de piedra. San Martín se alza como el edificio de más altura de
Torazo gracias a su campanario. El visitante podrá descubrir un edificio con una imponente cabecera, una iglesia de planta rectangular, muy alargada y de grandes dimensiones. Edificada como una única nave cubierta por una bóveda de crucería.
El templo conserva pinturas en buen estado en las bóvedas del ábside, el crucero y los muros perimetrales. En la nave, bajo la cornisa y desde el exterior, hasta su abrazo con el crucero, conserva canecillos románicos reaprovechados de algún edificio cercano ya desaparecido.
Adosada al muro Norte del templo, se encuentra una pequeña capilla rectangular cuyo crucero presenta arcos de medio punto rebajados. Además, en sus muros centrales se perciben restos de pinturas más antiguas que las representadas en las bóvedas.