El paisaje vegetal del territorio de Cabranes. Aspectos biogeográficos y bioclimáticos el territorio
El concejo de Cabranes, a pesar de sus reducidas dimensiones (38,31 km2) es un espacio que goza de una cierta diversidad orográfica y geológica que se pone en evidencia en su flora y vegetación. Este grado de biodiversidad tiene su reflejo en un paisaje vegetal que puede resultar monótono para el no avezado en estas materias, pero que es un fiel compendio de los ecosistemas naturales y seminaturales que pueblan los valles de la zona centro-oriental del Principado de Asturias.
Otra planta singular del territorio, y muy frecuente, es el “brezo cantábrico” (Daboecia cantabrica [Huds.] K. Koch), ericácea que se extiende por los territorios colinos y montanos desde el oeste de Irlanda, oeste de Francia y norte de la Península Ibérica —desde Galicia hasta Navarra—, alcanzando el norte del Sistema Ibérico. Se trata de uno de los brezos más frecuentes y característicos de los brezales y brezales-tojales (matorrales de degradación sobre sustratos silíceos o calizos descarbonatados) del norte peninsular, lo que nos recuerda su epíteto específico. En Asturias es una planta muy frecuente en las áreas colinas y montanas de todo el territorio que florece entre marzo y noviembre. Se trata de un arbusto de hasta 70 cm, con ramas decumbentes o ascendentes, hojas oval-lanceoladas, enteras, con los bordes revolutos, coriáceas, verdes, lustrosas y glanduloso-hirsutas por el haz y blanco-tomentosas por el envés. Flores colgantes en racimos terminales, con corolas urceoladas de hasta 15 mm de longitud, purpúreas (raramente blancas) y fruto de tipo cápsula, pubescente y que se abre por cuatro valvas.
De la misma familia botánica que la anterior es el “brezo galaico-asturiano”, “carroncha” (Erica mackayana Bab.),arbusto de hasta 60 cm, con tallos decumbentes o erectos cuyas flores rosadas (a veces albinas), en umbelas terminales, florecen entre julio y noviembre. Un carácter distintivo de este brezo son sus hojas, oblongas, verticiladas por cuatro o cinco y de hasta 5,5 mm de longitud, cuyo margen está provisto de diminutos pelos con glándulas. Se trata de una planta endémica (exclusiva) de la cornisa cantábrica, desde el norte de Galicia hasta casi el centro de Cantabria, con unas poblaciones en Connemara (Irlanda). En Asturias es frecuente a lo largo de los territorios influidos por el océano (cántabro-atlánticos), estando ausente de los orocantábricos. Forma parte de los brezales-tojales más o menos higrófilos del territorio cabranés que son hábitats prioritarios de interés comunitario y que se encuadran en los denominados “Brezales húmedos atlánticos de zonas templadas de Erica ciliaris y Erica tetralix” (Código Red Natura 2000, 4020).
Otras plantas que habitan en Cabranes son singularespor sus reputadas virtudes medicinales, como es el caso del “zubón” (Hypericum androsaemum L.), hierba perenne de la familia de las gutíferas, frecuente en el concejo, ya que forma parte del sotobosque de las alisedas y bosques frescos, creciendo también en barrancos y lugares sombríos y húmedos. Se distribuye desde el oeste y sur de Europa hasta Anatolia y norte de Irán, apareciendo disperso por el oeste y mitad norte de la península ibérica. En Asturias es frecuente en los territorios colinos del centro y oriente de la región. Puede alcanzar hasta 1,2 m de altura y sus hojas —muy grandes, de hasta 10 cm de longitud— son anchamente ovales a lanceoladas, generalmente abrazando a los tallos por su base, aunque las partes más llamativas de la planta son, por un lado, sus grandes flores de pétalos amarillos —de hasta 10 mm de longitud— y sus frutos drupáceos, más o menos subesféricos, rojizos, que se vuelven negros al madurar. Sus sumidades floridas (que surgen entre mayo y agosto), por su alto contenido en aceites esenciales, han sido utilizadas como cicatrizantes y antisépticas.