Cabranes

Enciclopedia de Cabranes.

Busca en los contenidos de la web

 

Búsqueda amplia

Vegetación

 

El paisaje vegetal del territorio de Cabranes. Aspectos biogeográficos y bioclimáticos el territorio
El concejo de Cabranes, a pesar de sus reducidas dimensiones (38,31 km2) es un espacio que goza de una cierta diversidad orográfica y geológica que se pone en evidencia en su flora y vegetación. Este grado de biodiversidad tiene su reflejo en un paisaje vegetal que puede resultar monótono para el no avezado en estas materias, pero que es un fiel compendio de los ecosistemas naturales y seminaturales que pueblan los valles de la zona centro-oriental del Principado de Asturias.

Desde el punto de vista biogeográfico, todo el territorio cabranés pertenece al distrito Ovetense Litoral, unidad biogeográfica que se extiende por la cornisa cantábrica desde Comillas (en Cantabria) hasta Pravia (en la desembocadura del Nalón), constituido por dos grandes núcleos conectados por el pasillo de Llanes a Villaviciosa. Forma parte de la gran unidad biogeográfica denominada subprovincia Cantabroatlántica, que engloba todos los territorios próximos al litoral, desde la península de Cotentin (en el norte de Francia) hasta Oporto, ya en tierras portuguesas, y que, a su vez, forma parte de la provincia biogeográfica Atlántica Europea (región Eurosiberiana), territorio que se caracteriza climáticamente (al igual que el resto de Asturias) por la ausencia de un periodo de sequía o aridez estival, lo cual define al clima extra tropical de tipo templado frente al mediterráneo. Convencionalmente se acepta que un mes tiene carácter árido cuando la precipitación, expresada en litros/m2, es inferior al doble de la temperatura media mensual, expresada en grados centígrados (p < 2T). El clima templado, aunque muy diverso tanto en lo térmico como en lo ómbrico, tiene de peculiar el que las precipitaciones, más o menos abundantes, presentan una marcada distribución estacional y, si bien se concentran en invierno y primavera, durante el verano la caída de las precipitaciones no es tan significativa como para que la evapotranspiración, condicionada por las suaves temperaturas de verano, se vea compensada por las escasas lluvias de este periodo y, por tanto, no se produce un agotamiento de las reservas hídricas del suelo. Este hecho condiciona, como ya hemos señalado, que en la actualidad el territorio pertenezca, desde el punto de vista biogeográfico, a la Región Eurosiberiana (Provincia Atlántica Europea), gran unidad caracterizada por el dominio de los bosques planocaducifolios.
Un rasgo peculiar del clima templado cantabroatlántico es su carácter oceánico, es decir, que en estos territorios la amplitud de la oscilación anual de la temperatura no es muy acusada, puesto que la proximidad del mar tiende a amortiguar el contraste de la temperatura, mientras que con el alejamiento de las costas, tierra adentro, sucede lo contrario, hablándose entonces de continentalidad, término opuesto al de oceanidad. Por ello, a medida que nos adentramos hacia el eje de la Cordillera Cantábrica, la oceanidad disminuye y, por el contrario, la continentalidad aumenta, hecho climático que caracteriza los territorios de la subprovincia biogeográfica Orocantábrica (que comprende la totalidad de la Cordillera Cantábrica) y que en Asturias se extienden a meridión de los territorios cántabroatlánticos.

 

 
Vista de Santolaya, desde el	pueblo de Arboleya (foto: Nieves Loperena)

Vista de Santolaya, desde el pueblo de Arboleya (foto: Nieves Loperena)

Si bien el concejo no dispone de una estación meteorológica con datos estadísticamente utilizables, la proximidad de la estación pluviotermométrica de Coya-Piloña, situada al sur de territorio pero a muy pocos kilómetros y bajo unas similares condiciones altitudinales (se encuentra situada a 250 m.s.n.m.), permite extrapolar sus datos climáticos a toda el área cabranesa. A lo largo de 13 años consecutivos de toma de datos meteorológicos se han obtenido los siguientes valores: T (Temperatura media anual en grados centígrados): 13,0 ºC; M (Temperatura media de las máximas del mes más frío): 13,1 ºC; m (Temperatura media de las mínimas del mes más frío): 2,3 ºC; It [Índice de termicidad (T + M + m) 10 @ (T + Tmin x 2) 10]: 284; Ic [Índice de continentalidad simple o intervalo térmico anual (Tmax-Tmin en grados centígrados)]: 41,2; P (Precipitación media anual en milímetros o en litros por metro cuadrado):1.306. Los citados datos climáticos avalan la pertenencia del concejo al clima templado de carácter océanico, con un heladas seguras de unos 6 meses, mientras que el Periodo de de actividad vegetativa (PAV) se extiende a los 12 meses del año, lo cual da una idea del potencial biológico (agrícola y forestal) del territorio y es buena muestra de la benignidad del clima.
Además de los aspectos biogeográficos comentados, ligados a la existencia de un macroclima general de tipo templado, al estar situado el territorio cabranés en un área de orografía poco accidentada —con una diferencia altitudinal, entre su cota máxima (Incós, a 581 msnm) y mínima (río Mueles, a 160 msnm), que apenas supera los 420 m de altitud—, únicamente se constata la existencia de un único piso bioclimático o termotipo (cintura altitudinal con termoclima bien diferenciado y cubierta vegetal característica) de los cinco establecidos para la Región Eurosiberiana: el mesotemplado (colino). En Asturias, dicho piso bioclimático se extiende desde los 90 hasta los 800 o más metros en las laderas de las montañas expuestas al mediodía. Uno de los índices climáticos más útiles a la hora de definir un piso bioclimático es el de termicidad (It) y cuando este alcanza valores entre 181 y 300 (284 en nuestro caso), aquél pertenece al piso mesotemplado, cuyas características térmicas son una temperatura media anual (T) que oscila entre 10 y 14 ºC, la temperatura media de las máximas del mes más frío (M) varía entre 8 y 12 ºC, y la temperatura media de las mínimas del mes más frío (m) oscila entre 0 y 5 ºC, valores que se ajustan perfectamente a los que se pueden extrapolar de la estación de Coya-Piloña. Una mayor precisión en cuanto al termotipo del territorio la proporciona el índice de termicidad (It) del territorio (284), puesto que al estar comprendido entre los valores de 240 y 290 todo el territorio pertenece al horizonte inferior del piso mesotemplado.
Otro factor decisivo para entender la variación de la cubierta vegetal de un territorio, incluso entre localidades o áreas no muy alejadas entre sí, son las precipitaciones anuales medias que definen el ombroclima de un territorio. En el territorio cabranés, según los datos extrapolados de los de Coya-Piloña (P: 1.306 l/m2), el ombroclima dominante es el húmedo superior, que se caracteriza porque la cantidad de aguade lluvia anual oscila entre los 1.150 y 1.400 l/m2, que, por otra parte, es el ombroclima más general de la cornisa cantábrica.
 
Carbayeda (foto: Antonio Vázquez)

Carbayeda (foto: Antonio Vázquez)

Las peculiaridades biogeográficas y bioclimáticas del territorio cabranés, unidas a una manifiesta variación edáfica causada por la diversidad de sustratos rocosos ―alternancia de rocas de naturaleza calcárea con otras de tipo silíceo, siendo ciertamente interesantes los conglomerados cuarcíticos del cretácico― condicionan el paisaje vegetal del territorio, de tal forma que la potencialidad forestal del mismo responde a tres tipos de bosques planocaducifolios (entre paréntesis, su nombre científico según la metodología fitosociológica): carbayedas con abedules (Blechnospicanti-Quercetum roboris), carbayedas con arces y fresnos (Polystichosetiferi-Fraxinetum excelsioris) y alisedas ribereñas orientales (Hypericoandrosaemi-Alnetum glutinosae).
En cuanto a la flora del territorio cabranés, ésta es un fiel reflejo de las características biogeográficas, bioclimáticas y geológicas del mismo, creciendo y dominando las plantas propias del mundo atlántico, aunque no sea escasa la flora alóctona, es decir, aquellas plantas no oriundas del territorio y que han llegado a él introducidas por el hombre consciente o inconscientemente.

La flora del concejo de Cabranes
Al igual que suceden a lo largo de la cornisan cantábrica, la flora vascular del concejo es la resultante de un clima templado de marcado carácter oceánico en la que, por razones climáticas y orográficas, sólo está presente el piso bioclimático mesotemplado (colino) de ombroclima húmedo superior. Por ello, los árboles y arbustos dominantes son los planocaducifolios propios del mundo atlántico (carbayos, abedules, alisos, arces, fresnos, castaños, chopos, avellanos, cornejos, endrinos, sauces, etc.), junto con algunos perennifolios, como el acebo o el laurel.
En cuanto a las numerosas plantas herbáceas que pueblan la comarca, algunas merecen ser destacadas por su valor biogeográfico. Tal es el caso de los paxarinos (Linaria triornithophora [L.]Cav.), planta endémica (exclusiva) del noroeste de la Península Ibérica, que en Cabranes, al igual que en el resto de Asturias, es relativamentefrecuente en los pisos colino y montano, creciendo en orlas y claros de bosques mixtos (carbayedas, robledales, etcétera), matorrales y taludes, generalmente sobre sustratos silíceos. Se trata de una planta perenne perteneciente a la familia botánica de las escrofulariáceas, de hasta 100 cm de altura, glabra, glauca, simple o ramosa, con las hojas todas verticiladas por tres o cuatro, ovadas u ovado-lanceoladas, de hasta 75 mm de longitud. Las flores surgen entre marzo y septiembre y son grandes (de hasta 45 mm), verticiladas, con la corola personada, violácea-pálida o rosado-violácea y con la garganta amarilla. Su nombre vulgar y su epíteto específico (triornithophora) aluden a la disposición de las flores sobre el tallo, ya que parecen tres pequeños pájaros posados en cada nudo del tallo.
 
Brezo cantábrico

Brezo cantábrico

Otra planta singular del territorio, y muy frecuente, es el “brezo cantábrico” (Daboecia cantabrica [Huds.] K. Koch), ericácea que se extiende por los territorios colinos y montanos desde el oeste de Irlanda, oeste de Francia y norte de la Península Ibérica —desde Galicia hasta Navarra—, alcanzando el norte del Sistema Ibérico. Se trata de uno de los brezos más frecuentes y característicos de los brezales y brezales-tojales (matorrales de degradación sobre sustratos silíceos o calizos descarbonatados) del norte peninsular, lo que nos recuerda su epíteto específico. En Asturias es una planta muy frecuente en las áreas colinas y montanas de todo el territorio que florece entre marzo y noviembre. Se trata de un arbusto de hasta 70 cm, con ramas decumbentes o ascendentes, hojas oval-lanceoladas, enteras, con los bordes revolutos, coriáceas, verdes, lustrosas y glanduloso-hirsutas por el haz y blanco-tomentosas por el envés. Flores colgantes en racimos terminales, con corolas urceoladas de hasta 15 mm de longitud, purpúreas (raramente blancas) y fruto de tipo cápsula, pubescente y que se abre por cuatro valvas.
De la misma familia botánica que la anterior es el “brezo galaico-asturiano”, “carroncha” (Erica mackayana Bab.),arbusto de hasta 60 cm, con tallos decumbentes o erectos cuyas flores rosadas (a veces albinas), en umbelas terminales, florecen entre julio y noviembre. Un carácter distintivo de este brezo son sus hojas, oblongas, verticiladas por cuatro o cinco y de hasta 5,5 mm de longitud, cuyo margen está provisto de diminutos pelos con glándulas. Se trata de una planta endémica (exclusiva) de la cornisa cantábrica, desde el norte de Galicia hasta casi el centro de Cantabria, con unas poblaciones en Connemara (Irlanda). En Asturias es frecuente a lo largo de los territorios influidos por el océano (cántabro-atlánticos), estando ausente de los orocantábricos. Forma parte de los brezales-tojales más o menos higrófilos del territorio cabranés que son hábitats prioritarios de interés comunitario y que se encuadran en los denominados “Brezales húmedos atlánticos de zonas templadas de Erica ciliaris y Erica tetralix” (Código Red Natura 2000, 4020).
Otras plantas que habitan en Cabranes son singularespor sus reputadas virtudes medicinales, como es el caso del “zubón” (Hypericum androsaemum L.), hierba perenne de la familia de las gutíferas, frecuente en el concejo, ya que forma parte del sotobosque de las alisedas y bosques frescos, creciendo también en barrancos y lugares sombríos y húmedos. Se distribuye desde el oeste y sur de Europa hasta Anatolia y norte de Irán, apareciendo disperso por el oeste y mitad norte de la península ibérica. En Asturias es frecuente en los territorios colinos del centro y oriente de la región. Puede alcanzar hasta 1,2 m de altura y sus hojas —muy grandes, de hasta 10 cm de longitud— son anchamente ovales a lanceoladas, generalmente abrazando a los tallos por su base, aunque las partes más llamativas de la planta son, por un lado, sus grandes flores de pétalos amarillos —de hasta 10 mm de longitud— y sus frutos drupáceos, más o menos subesféricos, rojizos, que se vuelven negros al madurar. Sus sumidades floridas (que surgen entre mayo y agosto), por su alto contenido en aceites esenciales, han sido utilizadas como cicatrizantes y antisépticas.

 
También medicinal y de flores muy llamativas, es la hierba conocida como estallones, restallones, estallos, catechos, campanilla, digital o dedaleras (Digitalis purpurea L. subsp. purpurea), planta de la familia de las escrofulariáceas, relativamente frecuente en el territorio cabranés y que crece en orlas de bosque, taludes y comunidades herbáceas, heliófilas y nitrófilas de los claros forestales y montes recientemente talados o quemados, por lo que sus suelos contienen un gran cantidad de de materia orgánica. Se trata de una planta muy tóxica, ya que contiene un glucósido (digitalina) con propiedades cardiotónicas que actúan sobre la musculatura del corazón. El porte de la misma es elevado, ya que puede alcanzar los 150 cm, cubierta por un tomento blanquecino, con los tallos robustos y huecos; hojas ovales-oblongas, de hasta 40 cm de longitud, con los márgenes dentados, blanco-tomentosas por debajo, las inferiores y medias pecioladas y flores grandes (de hasta 5 cm), purpúreas con manchas oscuras, agrupadas en largos racimos. Algunos de sus nombres populares aluden al empleo de las flores por los niños, que las hacían estallar o las utilizaban para cubrirse los dedos. Esta planta, que florece entre mayo y septiembre, se distribuye por Europa y alcanza las áreas septentrional de la península ibérica, siendo abundante en los territorios colinos (mesotemplados) y montanos (supratemplados) de Asturias.
Entre las matas con virtudes medicinales hemos de destacar el arándano, arandanera o raspanera (Vaccinium myrtillus L.), planta de amplia distribución por el hemisferio norte, emparentada con los brezos, ya que pertenece a la familia de las ericáceas. Es relativamente frecuente en el sotobosque de las carbayedas con abedules del concejo y ofrece al visitante de estos bosques, a finales de la primavera y comienzo del estío, sus deliciosos y vitaminados frutos (arándanos), cuyos usos gastronómicos (mermeladas, pasteles, etcétera) y medicinales (digestivos, hipoglucemiantes, astringentes y muy efectivos contra la diarrea) son bien conocidos y reputados desde hace mucho tiempo. Este arbusto, que puede alcanzarlos 60 cm, se puede identificar por sus tallos jóvenes verdes y angulosos, hojas caducas, verdes por ambas caras y dentadas, flores globosas, blanquecinas o rosadas y frutos de tipo baya azulado-negruzcos
Pero la flora cabranesa también encierra unos tesoros botánicos que, por su rareza y singularidad ecológica y biogeográfica, se encuentran protegidos tanto por la legislación autonómica (Decreto 65/95, BOPA, del 5/6/95, por el que se crea el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Flora del Principado de Asturias, y establecido de acuerdo a la Ley 4/89), como por la europea y la estatal (anexoII de la Directiva 92/43/CEE, donde se establece la lista de “Especies de Interés comunitario” y las “De Interés prioritario”. Dicha lista fue transpuesta a la legislación española mediante el Real Decreto 1997/1995). Se trata de dos helechos muy singulares: Vandenboschia speciosa y Woodwardia radicans.
 
Frutos del arándano (foto: Antonio Vázquez)

Frutos del arándano (foto: Antonio Vázquez)

La helechilla [Vandenboschia speciosa (Willd.) Kunkel] es un helecho perteneciente a la familia de las himenofiláceas, que crece en roquedos y muros silíceos umbríos y rezumantes en ambientes boscosos ribereños de los pisos termotemplado (termocolino) y mesotemplado (colino) de la cornisa cantábrica. Es una planta perenne, con rizoma largo, tumbado y enraizante, de hasta 3 mm de diámetro. Frondes (hojas) de hasta 40 cm, con pecíolo tan largo como el limbo; éste de lámina triangular, dos a tres veces dividida, rígida, verde oscura, translúcida, con segmentos primarios lanceoladas y secundarios oblongos y con soros (agrupaciones de esporangios) situados en posición marginal en el envés de las frondes. En Asturias son pocas las localidades donde crece este singular helecho —que se distribuye por las costas del occidente europeo y la Macaronesia—, existiendo varias poblaciones en las proximidades de la localidad cabranesa de Viñón. Catalogada como “vulnerable” por la legislación del Principado de Asturias, también se encuentra protegida por la legislación europea, ya que figura como “De Interés comunitario para la CEE” en el anexo II de la Directiva 92/43/CEE. Debido a su rareza también figura catalogada como “vulnerable” en la Lista Roja 2008 de la Flora Vascular Española de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Asimismo, en las inmediaciones de la localidad de Viñón se conocen varias poblaciones de la píjara (Woodwardia radicans [L.] Sm.), helecho de la familia blechnáceas que se conoce en las Azores, Madeira y Canarias y unas pocas localidades del Norte de África (Argelia), Sicilia, sur de Italia, Córcega y norte de la Península Ibérica. En Asturias se extiende, de forma puntual, por los pisos termotemplado (termocolino) y mesotemplado (colino), entre el valle del río Esva, por el occidente, hasta la frontera con Cantabria, por el oriente. Crece en el seno de los bosques ribereños y constituye en muchos casos unas densas comunidades herbáceas. Este helecho es relativamente fácil de identificar, ya que se trata de uno de los de mayores dimensiones que existen en Asturias, pues sus frondes alcanzan los 2,5 m, y son arqueadas, con la parte apical en contacto con el suelo, zona en la que el raquis produce yemas a partir de las que se desarrollan nuevas plantas; el peciolo, que mide casi 1/3 de la longitud de la lámina, se encuentra densamente revestido de paleas y une el grueso rizoma con la lámina de la hoja, cuyo contorno es triangular a ovado-lanceolado, dividida en segmentos con márgenes serrados y cuyos soros (agrupaciones de esporangios) son alargados y dispuestos en filas paralelas a los nervios. Planta protegida por la Legislación autonómica y catalogada como “De Interés Especial”. También se encuentra protegida por la Legislación europea, ya que figura catalogada como “De Interés comunitario para la CEE”.
 
En los últimos tiempos, el intercambio humano y de mercancías entre los distintos continentes y países ha experimentado un considerable aumento, siendo el principal factor que ha condicionado la presencia de plantas alóctonas, es decir, de aquellas especies vegetales que no son nativas u oriundas de una zona o región determinada, sino que proceden de otras áreas biogeográficas. Sin embargo, este proceso no es nuevo, puesto que desde muy antiguo las migraciones humanas, junto con la domesticación y cultivo de las plantas, propiciaron que numerosas plantas alóctonas se transformasen en espontáneas y, al escapar del control humano, crecieran, bien en tierras de cultivo o en las proximidades de las habitaciones humanas (zonas viarias, muros, etcétera) —siempre dependiendo de la actividad humana—, o en comunidades naturales o seminaturales e instalándose, en muchos casos, de forma definitiva. Este fenómeno está adquiriendo una importancia creciente a nivel mundial, debido al peso específico que está tomando el problema de las plantas alóctonas invasoras, como factor de degradación ambiental y de pérdida de biodiversidad, fenómeno al que no es ajeno el concejo de Cabranes, como la mayoría de los que conforman la cornisa cantábrica. Se define como planta alóctona invasora aquella especie no nativa (es decir, que procede de territorios biogeográfica y bioclimáticamente muy diferentes al de recepción) que, independientemente del hábitat que ocupa, tiene éxito ecológico en la zona geográfica donde se ha introducido, ya que es capaz de generar poblaciones auto-perdurables y de aumentar su rango de distribución sin requerir que el hombre aporte directa o indirectamente diásporas a sus poblaciones, bien mediante siembra o creación de plantaciones en las inmediaciones, aunque puede beneficiarse por determinadas actividades antrópicas, como puede ser la fragmentación o creación de nuevos hábitats (DÍAZ GONZÁLEZ, T. E., 2005).
De las setenta plantas catalogadas en Asturias como muy peligrosas (con un comportamiento invasor manifiesto), en Cabranes se contabilizan catorce (mimosas, acacia negra, bácaris, budleya, erigeron, plumeros, eucalipto, campanilla, oenotera, polígono japonés, falsa acacia, senecio oloroso, amor de hombre y tritonia), las cuales pasamos a comentar brevemente.
La mimosa (Acacia dealbata Link) es una leguminosa originaria del sudeste de Australia y Tasmania que se cultiva como ornamental desde mediados del siglo XIX y que frecuentemente se asilvestra, volviéndose una peligrosa invasora para los ecosistemas naturales y seminaturales, ya que a la dilatada viabilidad de sus semillas se suma su gran capacidad para emitir brotes radicales. En Cabranes aparecen individuos aislados en diversos lugares del concejo.
Congénere de la anterior es la acacia negra (Acacia melanoxylon R. Br.), de cual aparecen individuos aislados en la zona central del concejo. Está reputada como una planta invasora muy peligrosa cuando se asilvestra al escaparse de los cultivos ornamentales o forestales. Originaria del sudeste de Australia y Tasmania, su introducción en España data de finales del siglo XIX o principios del XX, plantándose tradicionalmente en Asturias, junto con el eucalipto, para mejorar el rendimiento de las plantaciones. Se reconoce y distingue fácilmente de la “mimosa” por sus hojas enteras y más o menos curvas o falciformes, ya que la primera presenta hojas compuestas, dos veces divididas.
 
La compuesta conocida como bácaris o chilca (Baccharis halimifolia L.), originaria de la costa oriental de América del Norte, fue introducida en España, en fecha desconocida, con fines ornamentales, aunque en 1949 hay datos sobre su naturalización. En Asturias, la primera mención como naturalizada data de 1998. en la ría de Tinamayor, y posteriormente se ha localizado en Carreño (2003), Navia (2004) y Avilés (2005). En 2006 fue detectada la presencia de esta planta en el jardín de una vivienda en Pandenes (Cabranes). En Asturias, como en el resto de Europa, la “bácaris” presenta un comportamiento invasor manifiesto, siendo muy peligrosa para los ecosistemas naturales y seminaturales de las marismas del litoral y zonas alteradas.
La budleya, baileya, arbusto de las mariposas o lila de verano (Buddleja davidii Franch.) es otra de las plantas invasoras reputada como muy peligrosa para los ecosistemas naturales o seminaturales. Esta buddlejácea originaria de China fue introducida en España con fines ornamentales, siendo a mediados del siglo XX cuando comenzaron a verse ejemplares naturalizados. En Asturias es muy abundante en riberas fluviales —donde crea graves problemas, al entrar en competencias con la flora autóctona de las alisedas o bosques de ribera—, zonas alteradas, escombreras, ambientes ruderalizados y zonas ajardinadas, apareciendo individuos aislados y poblaciones poco nutridas tanto en el centro como en el occidente de Cabranes.
Originaria de América del Norte, el erigeron o humagón (Conyza canadensis [L.] Cronquist) es una compuesta de carácter invasor muy frecuente a lo largo de los márgenes de las vías de comunicación del concejo, así como en taludes, escombreras, cultivos y zonas removidas. Esta herbácea anual se caracteriza por sus numerosos capítulos de flores, los cuales aparecen dispuestos en densas inflorescencias de tipo panícula.
Los plumeros o hierba de las pampas (Cortaderia selloana [Schult. & Schult. f.] Asch. & Graebn.), gramínea originaria de América del Sur, ha sido cultivada profusamente con fines ornamentales y estaba recomendada por el Ministerio de Obras Públicas para revegetar los taludes de las grandes vías de comunicación (autovías y autopistas), lo cual ha provocado que en algunos territorios, como Cantabria, exista una masiva presencia de esta peligrosa invasora. Aunque se desconoce cuándo se produjo su introducción en España, las primeras noticias de su naturalización en el país datan de 1969, y en Cabranes, por el momento, su presencia se restringe, fundamentalmente, a diversas poblaciones localizadas al norte del concejo, es especial en los límites con el de Villaviciosa. Los plumeros se propagan exclusivamente por semillas y crecen en marismas, dunas, riberas fluviales, márgenes de carreteras, escombreras, zonas alteradas y zonas ajardinadas.
 
Con toda seguridad, el árbol exótico más conocido en la región es el eucalipto, ocalito u ocalitu (Eucalyptus globulus Labill.), mirtácea originaria del sureste de Australia y Tasmania e introducida en Europa a finales del siglo XIX para el aprovechamiento de sus troncos en la minería del carbón y de su madera, con el fin de obtener pasta de papel así, como para fabricar las chapas de aglomerado, sin olvidar la utilidad de sus hojas en la preparación industrial de productos farmacéuticos. El eucalipto también tiene un cierto interés para los apicultores, ya que se trata de una planta melífera. Su carácter invasor se manifiesta cuando se asilvestra, constituyendo un grave problema, pues, al ser un árbol de crecimiento rápido, necesita disponer de gran cantidad de agua, afectando negativamente a los ecosistemas naturales y seminaturales, así como al balance hídrico de la zona que invade. Si bien a lo largo y ancho del concejo son muy perceptibles los cultivos de eucaliptos, hemos de destacar el majestuoso ejemplar que se alza junto a la iglesia parroquial de Santolaya, equiparable en edad y porte a otros ejemplares existentes en los parques y jardines de mayor renombre del Principado.
 
Campanilla

Campanilla

Muy llamativa por sus grandes y vistosas flores decoloración púrpura, rosa o azul, es la campanilla (Ipomea indica [Burm.] Merr.), hierba anual trepadora de tallos volubles y pilosos perteneciente a la familia de las convolvuláceas. Se trata de una planta originaria de América tropical -desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina-, que fue introducida en España con fines ornamentales y cuyas primeras citas como naturalizada proceden de comienzos del siglo XX. Invade orlas de bosques, setos, ambientes ruderales y zonas ajardinadas, y de forma puntual aparece naturalizada en distintas zonas de Asturias, fundamentalmente en áreas costeras o de baja altitud. En Cabranes, las escasas poblaciones de esta planta invasora se localizan en el extremo noroccidental del territorio.
En España ya se conoce desde 1924 la naturalización de la oenotera, onagra o hierba del asno (Oenothera glazioviana Micheli), cuya introducción se debió a fines ornamentales y cuyo origen tuvo lugar en Inglaterra mediante hibridación espontánea entre Oenothera grandiflora L'Her y Oenothera elata Kunt, ambas plantas nativas de América del Norte. Esta onagrácea, que en Cabranes aparece puntualmente y de forma aislada en la zona central del concejo, presenta un comportamiento invasor claro y ocupa márgenes de carreteras, escombreras, áreas degradadas e incluso zonas dunares alteradas, aunque por el momento sólo se encuentra en ecosistemas no naturaleso degradados, pero hay que tener en cuenta la evolución de su comportamiento. Es una hierba fácil de reconocer por su porte (hasta 1,5 m), con grandes flores amarillas de hasta 6 cm. de longitud, con cuatro pétalos y cuatro sépalos amarillos con estrías rojizas que se vuelven totalmente rojas en la madurez.
Con fines forrajeros y melíferos y posteriormente ornamentales se introdujo en España el polígono japonés (Reynoutria japonica Houtt.), poligonácea de origen japonés cuyas primeras citas como planta naturalizada datan de 1974. Se reconoce por sus talos flexuosos, grandes hojas ovadas y truncadas en la base y flores diminutas, blanquecinas, agrupadas en inflorescencias de tipo panícula. Su capacidad de propagación es mediante rizomas y esquejes, ya que en nuestras latitudes no produce semillas viables. En Asturias invade riberas de cursos fluviales importantes (Narcea, Nalón, Piloña, Sella, etcétera), así como en áreas degradadas y bordes de carreteras. En Cabranes, las escasas poblaciones de esta planta invasora se localizan en el extremo noroccidental del territorio.
 
La falsa acacia, acacia de flor blanca o robinia (Robinia pseudoacacia L.) es un árbol de hoja caduca, ramas espinosas, hojas compuestas muy grandes (de hasta 25 cm de longitud) y flores papilionáceas, de color blanquecino o con tonos amarillo-verdosos en la zona media del pétalo superior. Esta leguminosa de origen norteamericano (procedente del centro y este de los Estados Unidos) fue introducida en España con fines ornamentales en el siglo XVIII. En la actualidad es una planta invasora, muy peligrosa en Asturias para los ecosistemas naturales y seminaturales, ya que invade las riberas fluviales. En Cabranes, las escasas poblaciones de esta planta invasora se localizan en el extremo sur del territorio, si bien se pueden observar individuos aislados en el centro del concejo.
Otra planta introducida con fines ornamentales y conocida como naturalizada en España desde 1953, es el senecio oloroso, delairea o hiedra alemana (Senecio mikanioides Otto ex Walp.). Hierba trepadora de origen sudafricano que puede alcanzar varios metros de altura con las hojas deltoides provistas de lóbulos angulosos y flores tubulares, amarillas en capítulos pequeños, aparece en Asturias asilvestrada en orlas de bosques, comunidades de ribera, escombreras, márgenes de carreteras y zonas alteradas, fundamentalmente en áreas mesotempladas (colinas), afectando a los ecosistemas naturales y seminaturales. En Cabranes, las escasas poblaciones de esta planta invasora se localizan en la zona central del concejo.
Conocida desde hace tiempo en España —ya que fue introducida a finales del siglo XVIII, siendo utilizada con fines ornamentales en los albores del siglo XIX—, es la commelinácea amor de hombre u oreja de gato (Tradescantia fluminensis Vell.), planta originaria de los territorios orientales de América del Sur (Brasil y Argentina). Relativamente fácil de distinguir por ser una planta herbácea reptante con hojas alternas, enteras, ovado-lanceoladas, carnosas, lustrosas y generalmente con tonalidad purpúrea por el envés; las flores son muy típicas, ya que están provistas de tres pétalos blanquecinos. En la península ibérica se citó como naturalizada por primera vez en 1952, y a partir de entonces se ha convertido en un peligro para los ecosistemas naturales y seminaturales, puesto que invade riberas fluviales y ambientes húmedos y sombríos. En Asturias aparece en las riberas del Cares, Sella, Nalón, Narcea, Esva, Navia, etc. En Cabranes, las poblaciones de esta planta invasora se localizan en las corrientes fluviales del extremo norte y noroeste del territorio.
Posiblemente la planta invasora más llamativa sea la tritonia o crocosmia (Tritonia x crocosmiflora [Lemoine] G.Nicholson, también conocida como Crocosmia x crocosmiiflora), iridácea cuyas flores, de aspecto tubular curvado y llamativa coloración anaranjada o amarillenta, se agrupan, en número de 10 a 20, en una única inflorescencia en forma de espiga flexuosa dística. Se trata de una planta de origen artificial, pues es híbrido obtenido en Francia al cruzar Tritonia aurea con Tritonia pottsii, ambas de origen sudafricano. Introducida inicialmente con fines ornamentales, en España se conoce naturalizada desde 1974, año en que fue encontrada asilvestrada en el concejo de Riosa (Asturias). Planta muy utilizada en toda la región como ornamental y naturalizada en las riberas de los cursos medios y bajos de los ríos, arroyos y regueros de la región, así como en cunetas húmedas, humedales y prados húmedos, causando graves problemas a los ecosistemas naturales y seminaturales de estos medios. En Cabranes, las poblaciones de esta planta invasora se localizan en el norte y noroeste del territorio.

La cubierta vegetal del territorio
 
Sauces y alisos en un bosque de ribera (foto: Antonio Vázquez)

Sauces y alisos en un bosque de ribera (foto: Antonio Vázquez)

A pesar de que en la actualidad sólo una pequeña parte de la superficie de Cabranes está ocupada por bosques autóctonos, éstos constituyen la vegetación potencial de la mayor parte del territorio. Es decir, un porcentaje muy considerable de la superficie del concejo, si no fuese por las intervenciones directas o indirectas del hombre sobre la cubierta vegetal, estaría cubierta de bosques o por fases de recuperación de éstos, en el caso de que por causas naturales, como incendios espontáneos o caídas masivas de árboles por temporales, el bosque se hubiera destruido.
La dominancia de los bosques formados por árboles de hoja caduca (planocaducifolios) es una característica de los territorios de clima templado, en los que no hay un verano demasiado seco, por lo cual, al no existir periodo de sequía estival, hay disponibilidad de agua en el suelo para el desarrollo de las plantas. Como ya hemos comentado, las características bioclimáticas, biogeográficas y edáficas de Cabranes condiciona la existencia de tres tipos de bosques caducifolios o de hoja caduca, que son los dominantes en Asturias, ya que representan el 95% de los bosques autóctonos de Asturias, ocupando casi el 20% de su superficie. Éstos son las carbayedas con abedules, las carbayedas con arces y fresnos —que en Asturias ambas representan el 48% de los bosques autóctonos de la región, ocupando el 10% de la superficie regional— y las alisedas ribereñas orientales que, junto con los restantes bosques de ribera, ocupan el 1,3% de la superficie de Asturias, representado el 6% de los bosques autóctonos.

Carbayedas con abedules
Las carbayedas oligótrofas con abedules (Blechnospicanti-Quercetum roboris) son exclusivas de los territorios galaico-asturianos, sector biogeográfico que se extiende desde el norte de Lugo hasta el valle del Pas, en el centro de Cantabria, creciendo desde el nivel del mar hasta los 1.700 a 1.900 m de altitud (por tanto, propias de los pisos termotemplado, mesotemplado y supratemplado) y, generalmente, con precipitaciones anuales superiores a los 900 mm. de agua de lluvia, pudiendo alcanzar los 2.000 mm (ombroclima húmedo a hiperhúmedo). Estos bosques mixtos de carbayos y abedules se asientan sobre suelos pobres, ácidos (de ahí su calificativo de oligotróficas ó acidófilas) originados a partir de rocas madres de tipo pizarras o areniscas. Estos suelos son de tipo “tierra parda oligótrofa”, condicionados en su origen, fundamentalmente, por la fuerte lixiviación a que se encuentran sometidos bajo el clima atlántico en que se forman. En estos suelos aparecen un subhorizonte A0 escaso, un A1 —en el que la materia orgánica ha sufrido una humificación amplia, aunque no completa— de 5 a 10 cm de espesor y con reacción ligeramente ácida y un subhorizonte A2 de color beige por debajo del cual se sitúa el horizonte B, de color ocre y textura arcillosa. En Cabranes, es el tipo de bosque dominante, si bien aparecen de forma fragmentada, estando las mejores mansas forestales en el cuadrante nororiental del territorio.
 
Quercus robur (foto: Antonio Vázquez)

Quercus robur (foto: Antonio Vázquez)

El estrato arbóreo de estos bosques está dominado por árboles caducifolios (pierden el follaje en el otoño), siendo el más representativo el carbayo (Quercus robur), asociado frecuentemente con el abedul ibérico (Betula celtiberica) y el castaño (Castanea sativa), este último favorecido por el hombre, que tradicionalmente ha aprovechado su madera y frutos. El carbayo o carbayu es un árbol robusto de la familia de las fagáceas, de porte majestuoso que puede alcanzar los 40 m de altura y que habita en la mayor parte de Europa y el occidente asiático. Es uno de los elementos forestales más representativos del paisaje vegetal del piso basal asturiano. Su madera, pesada y dura, es muy resistente a la putrefacción, siendo estimada en carpintería y construcción naval. Son muy típicas sus hojas casi sin pecíolo, lampiñas y sinuado-lobuladas y con dos orejuelas en su base, así como sus frutos (bellotas) —con cúpulas recubiertas de escamas cortas, lampiñas y muy aplicadas— , que aparecen sobre largos pedúnculos que justifica el que se conozca a este árbol con el nombre de “roble pedunculado”.
El abedul ibérico, abidul, abedurio, abeduriu, abidur, abedugu, bidueiro, bidul o bedul (Betula celtiberica Rothm. & Vasc.) es un árbol caducifolio perteneciente a la familias de las betuláceas, de hasta 20 m de altura, exclusivo de la Península Ibérica y muy frecuente en Asturias. Es fácil de reconocer por sus ramas y troncos de corteza lisa y blanco grisácea en los ejemplares jóvenes, que con la edad se va desprendiendo en tiras horizontales que dejan cicatrices negras. Sus hojas son pecioladas, con la lámina entera, romboidal y con el borde irregularo doblemente dentado, verdes por ambas caras y con propiedades diuréticas administradas en infusión debido a la presencia de derivados flavónicos.
 
Castaño (foto: Antonio Vázquez)

Castaño (foto: Antonio Vázquez)

El castaño o castañal (Castanea sativa Mill.), es otra fagácea cuya área de distribución actual comprende desde el sur de Inglaterra y la Península Ibérica hasta Turquía, irradiando, por el occidente, hasta las islas atlánticas de Madeira y Canarias, por el oriente hasta las inmediaciones del mar Caspio, y por el sur a Marruecos y Argelia. Debido a la importancia nutritiva de sus frutos y a la calidad y aplicaciones de su madera, ha sido una especie muy influenciada por la acción del hombre desde épocas remotas, propagándose ampliamente dentro y fuera de su área natural. El castaño es un árbol de gran porte (hasta 30 o más metros de altura) y notable longevidad, y su madera es resistente y duradera, empleada para postes, muebles, toneles, etc. La corteza, por su alto contenido de taninos (presentes en menor proporción que en el leño y las hojas), tienen virtudes medicinales, ya que es astringente, utilizándose como remedio contralas diarreas, así como en gargarismos y enjuagues contra las inflamaciones de la garganta. Las hojas son lanceoladas, con los márgenes aserrados. Las flores femeninas, cobijadas por un conjunto de escamas que se transforman, al madurar, en una cúpula cerrada, dura y cubierta de espinas que recibe el nombre de erizo. Al abrirse el erizo, deja al descubierto las lustrosas castañas (ricas en fécula, glucosa, sacarosa y dextrina), que constituyeron, durante siglos, una parte importante de la dieta alimenticia del hombre de campo astur, razón por la cual se seleccionaron razas de castaños especialmente apreciadas por la calidad de sus frutos, entre las que destacan las baldunas, forniegues y palacianes. El castaño resiste bien el frío, aunque no las heladas tardías, y, por ello, prefiere estaciones abrigadas y frescas sobre suelos profundos y ricos aunque sin excesiva acumulación cálcica o de sales solubles. La superficie ocupada por el castaño cada vez se ve más restringida, principalmente por la acción de la “tinta del castaño”, enfermedad causada por el hongo Phytophthora cambivora, que llega a provocar la muerte del árbol y que afecta a casi todo el área occidental de la especie.
 
Ilex aquifolium (foto: Antonio Vázquez)

Ilex aquifolium (foto: Antonio Vázquez)

En el estrato arbustivo son comunes el acebo, el avellano o ablano y las salgueras negras. El acebo, carrasco, carrascu, xardón, acebu, acegu, acebro, acibu o briscu (Ilex aquifolium L.) es un arbusto o arbolillo de la familia de las aquifoliáceas de corteza lisa y grisácea, verde en las más jóvenes; su madera es pesada, blanca o grisácea y dura, por lo que es muy estimada por los ebanistas, ya que, además, toma muy bien los colorantes. Sus hojas, que perduran mucho tiempo, son brillantes, duras y, generalmente, con grandes dientes rematados en espinas. Las flores son blancas o rosadas, unisexuales, y las de cada sexo se producen en árboles diferentes. Los brillantes y rojizos frutos del acebo son muy tóxicos, y en pequeñas dosis pueden causar la muerte a personas adultas. Se trata de una especie protegida en el Principado de Asturias, catalogada como de "Interés especial" (debido a su utilización invernal por una diversa fauna silvestre que encuentra en sus frutos y hojas una fuente de recursos nutritivos) y de la que se ha publicado su Plan de Manejo. El acebo se cultiva como planta ornamental, ya que forma excelentes setos vivos y soporta muy bien las podas.
 
El avellano, ablano, ablanar o ablanu (Corylus avellana L.), arbusto o arbolillo de la familia de la betuláceas, se extiende de forma natural por Europa y el oeste de Asia. En Asturias, las ramas del avellano han tenido un significado mágico, especialmente para combatir las víboras, por lo que en muchas zonas se plantaban en los lindes de las fincas a fin de ahuyentarlas; se creía que bastaba dar un ligero golpe en la cabeza del reptil con una vara verde de avellano para matarlo, y su picadura se curaba aplicando a presión estas varas o golpeando con ellas hasta que sangraba la herida. Los frutos (avellanas o ablanas), protegidos por una envoltura verde de consistencia herbácea y con el bode dentado, son ricos en aceite y durante mucho tiempo constituyeron una aportación muy significativa a la economía rural de algunas zonas donde fue profusamente cultivado.
La casi constante presencia del “laurel” en estas masas forestales nos habla de la benignidad del clima. El laurel, lloréu, lloreo, choriu, lloureiro, llorín, alloriu (Laurus nobilis L.), laurácea de distribución mediterránea y muy conocida por sus usos culinarios y mágico-religiosos, presenta hojas duras y lanceoladas, de color verde oscuro por la cara superior y más pálidas por la inferior, con el borde entero, algo ondulado. El fruto es carnoso, ovoide, muy semejante a una aceituna, inicialmente verde para tornarse, una vez maduro, negro con tintes violáceos. El laurel, además de estar integrado en diversos tipos de bosques (carbayedas, encinares, etcétera), llega a formar arbustedas (lauredales) tanto en lo alto de los acantilados litorales como en determinadas áreas de la zona central de Asturias; en Cabranes, un buen ejemplo de lauredales son los que aparecen entre Castiello y Torazo.
Entre las matas, el arándano, arandanera o raspanera (Vaccinium myrtillus), que convive con lianas o plantas trepadoras como la madreselva (Lonicera peryclimenum), hiedra (Hedera helix) o la nueza negra o uva de perru (Tamus communis). Estas plantas alternan con herbáceas acidófilas como los paxarinos (Linaria triornithophora) —planta endémica de los territorios noroccidentales ibéricos—, junto con otras de más amplia distribución como el escordio bastardo (Teucrium scorodonia), el hipérico (Hypericum pulchrum), la lechetrezna de bosque (Euphorbia amigdaloides) o el helecho lonchite (Blechnum spicant). Cuando existen depósitos de materia orgánica de origen vegetal a la sombra de estos bosques, se desarrollan otro tipo de orlas herbáceas de carácter umbrófilo y nitrófilo donde son comunes la hierba de San Roberto (Geranium robertianum), la ortiga muerta o chupamieles (Lamium maculatum), la hierba de los pechos (Lapsana communis) y la ortiga (Urtica dioica).
Si bien las carbayedas oligótrofas constituyen la vegetación potencial de gran parte del territorio, el paisaje vegetal está dominado en la actualidad por las comunidades vegetales que constituyen las etapas de sustitución de estos bosques mixtos (fundamentalmente prebosques o bosques jóvenes con abedul, escobonales, brezales-tojales y prados, junto con repoblaciones de eucaliptos), debido a la intensa actividad humana que desde épocas remotas ha incidido sobre estas tierras.
 
Paxarinos (foto: Antonio Vázquez)

Paxarinos (foto: Antonio Vázquez)

Un pequeño fragmento de lo que en su día fueron amplios escobonales con el codeso (Adenocarpus lainzii), y en los que es muy frecuente el helecho común, felechu, helecho hembra, falaguera, foguera (Pteridium aquilinum), aún pueden contemplarse en el extremo oriental del concejo. Es, sobre todo, en las zonas altas de las sierras (Aliño, Coroña de Castro, Incós, Peña Cabera,etcétera) donde la desforestación es más acusada, con un predominio de los brezales-tojales, matorrales de degradación, donde los brezos —diversos géneros y especies de la familia de las ericáceas, como la brecina o gorbiezo (Calluna vulgaris), el brezo cantábrico (Daboecia cantabrica), la argaña (Erica cinerea) y otras especies del género Erica (Erica mackaiana, Erica ciliaris, Erica vagans, etcétera)— y tojos, árgomas o cotoyas (Ulex europaeus y Ulex galli) tienen su máxima diversificación y abundancia como respuesta a los reiterados incendios que asolan gran parte de estas áreas.

Carbayedas con arces y fresnos
Estos bosques mixtos éutrofos con carbayos, arces y fresnos (Polysticho setiferi-Fraxinetum excelsioris) se distribuyen y son exclusivos de los territorios de carácter oceánico de la franja cántabro-atlántica (desde la cuenca del Narcea, en Asturias, hasta el País Vasco), creciendo desde el nivel del mar hasta los 700 a 900 m de altitud —por tanto, son propios de los pisos termotemplados y mesotemplados― y, generalmente, en áreas con precipitaciones anuales superiores a los 900 mm de agua de lluvia, pudiendo alcanzar los 2.000 mm. (ombroclima húmedo a hiperhúmedo).
En su óptimo ocupan suelos profundos de tipo tierra parda centroeuropea, más o menos ricos en nutrientes (de ahí el calificativo de éutrofas que se aplica a este tipo de masas forestales) donde es frecuente la presencia de un horizonte profundo de pseudogley como consecuencia de la existencia de una capa temporal de agua en los periodos lluviosos cuando el suelo es impermeable. La roca madre más común sobre las que se generan este tipo de suelos son las de naturaleza calcárea, tales como calizas y dolomías, si bien pueden desarrollarse sobre cualquier tipo de sustrato siempre que genere suelos maduros y profundos, ricos en nutrientes. En Cabranes, este tipo de carbayeda es más frecuente en el centro, sudeste y noroeste delconcejo, alternando con las carbayedas oligótrofas en función del tipo de sustrato.
Su estrato arbóreo está constituido por carbayos (Quercus robur), fresnos (Fraxinus excelsior), castaños (Castanea sativa) y arces o pláganos (Acer pseudoplatanus). Bajo este diverso dosel arbóreo crecen arbustos como el cornejo (Cornus sanguinea), el avellano (Corylus avellana), escaramujos (Rosa sempervirens), el laurel (Laurus nobilis), endrinos o prunales (Prunus spinosa), acebos (Ilex aquifolium), zarzas o artos (Rubus ulmifolius), espineras, espino blanco o majuelos (Crataegus monogyna), y una gran diversidad de plantas nemorales como la primavera (Primula acaulis), la violeta de bosques (Viola reichenbachiana) y numerosos helechos como el píjaro (Polystichum setiferum), el helecho hembra (Athyrium filix-femina), Dryopteris affinis, Dryopterisfilix-mas, etcétera.
 
El fresno común, fresno excelso, fresnu, freisnu, freisno o frisnu (Fraxinus excelsior L.) es un árbol caducifolio de la familia de las oleáceas que da nombre a Fresnedo/Fresneu y a Fresno/Fresneu (Cabranes), al igual que a otros pueblos de Asturias. Elemento forestal de crecimiento rápido y de distribución europea, casi ausente en la región mediterránea, su madera, pálida y blanco-grisácea, dadas sus cualidades de ligereza, solidez y elasticidad, fue muy usada en nuestro medio rural para la fabricación de mangos de herramientas, yugos, carruajes, etc., e igualmente es un excelente combustible que rinde un buen carbón. Las hojas se disponen unas en frente de otras, compuestas por nueve (raro siete) a quince hojuelas (foliolos) con los márgenes dentados; son aprovechadas en época de escasez como alimento para el ganado y, en medicina popular, se utilizan en infusión como laxantes, siendo ligeramente diuréticas. Las flores, que aparecen antes que las hojas, son de color púrpura o pardusca y los frutos son alados (sámaras).
El arce, plágano, pláganu, pládano, pliégano, falso plátano o sicómoro (Acer pseudoplatanus L.), es un árbol de la familia de las aceráceas cuya madera, pálida y compacta, se utiliza para la fabricación de cuencos y otros utensilios domésticos presentando sus hojas, de largos pecíolos rojizos, cinco lóbulos irregularmente dentados, verde oscuro por la cara superior y más pálida por la inferior. Lo más característico del árbol son sus frutos alados constituidos por dos partes que forman un ángulo casi recto. El área natural del arce es el centro y sur de Europa y, debido a su porte esbelto y sus grandes hojas, se utiliza con fines ornamentales en parques y jardines. Por la forma de sus hojas se puede confundir con el plátano de jardín (Plantanus hybrida), árbol cultivado con profusión por su carácter decorativo.
El cornejo, sangueña, cornexu (Cornus sanguinea L.) es un arbusto de las cornáceas que se extiende por Europa y suroeste de Asia y que puede alcanzar los 5 m de altura. Sus ramas jóvenes son rojizas o amoratadas y, cuando son adultas, su corteza se torna parda, muy estriada y escamosa. Por su dureza, la madera del cornejo es muy apreciada para elaborar mangos de herramientas y para ser torneada. Las hojas aparecen una enfrente de otra, son redondeadas, de borde entero y se vuelven rojizas al llegar el otoño, a lo que alude su epíteto específico: sanguinea. En primavera y otoño brotan sus flores, que están constituidas por cuatro pétalos blancos dispuestos en cruz.
El endrino, prunal, andrín, endrín, endrinu, andrinal, espino negro, bruño o arañón (Prunus spinosa L.) es un arbusto de las rosáceas cuya área de distribución comprende la mayor parte de Europa, Asia occidental y el norte de África. Su madera es de color pardo-rojizo y muy dura, por lo que resulta útil para la fabricación de mangos de herramientas. Hojas caducas, simples, con limbo entero, lanceolado u oval, con el borde finamente dentado. Las flores surgen antes que las hojas, muy numerosas y blancas, con una cierta utilidad en medicina popular, ya que, en forma de tisana, actúan como un suave laxante. El fruto (andrina o endrina) es una drupa esférica de poco más de un centímetro de diámetro, negruzca azulada o negra y cubierta de una película blanco-azulada que se desprende al frotar (pruina); su cuya pulpa tiene un sabor ácido y muy áspero debido a la alta concentración de taninos que contiene, por lo que resulta astringente, preparándose con ella un eficaz jarabe para combatir la diarrea; no conviene comer andrinas en gran cantidad, si bien con ellas se elabora el conocido pacharán, licor anisado de gran aceptación en la actualidad.
 
La espinera, espinera blanca, espino albar, espino blanco, biesca o majuelo (Crataegus monogyna Jacq.), es otro arbusto o arbolillo espinoso de la familia de las rosáceas. Frecuente en toda la región, desde el nivel del mar hasta el límite superior del bosque, forma parte diversos tipos de bosques (como las carbayedas éutrofas), sebes y lindes de fincas. Se extiende por el centro y oeste de Europa, Oriente próximo y noroeste de África, si bien se ha introducido en Madeira, América del Norte, Argentina, sudeste de Australia y Nueva Zelanda. Las hojas se componen de tresa cinco lóbulos, las flores son blancas y los frutos (peruyes) son pequeños pomos de color rojo. Se trata de una planta de gran tradición en medicina popular, ya que presenta propiedades tónico-cardíacas que corrigen la hipotensión (es vasodilatadora), la taquicardia y la arritmia. La infusión de las flores recién abiertas de esta rosácea, durante un mes y en repetidas tomas diarias, es eficaz contra el insomnio de origen nervioso, pues es antiespasmódica y tranquilizante.
En este tipo de bosques no son infrecuentes los tilos, pero hemos de destacar el majestuoso tilar, texa, tella o tilo de hoja pequeña (Tilia cordata Mill.), que crece a la vera de la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Cabranes, y el lamentablemente desaparecido, con motivo de la ampliación de la carretera Villaviciosa-Infiesto, en el término de Vegapallía (Viñón). Esta especie forestal se distribuye por gran parte de Europa y el oeste de Asia, estando restringido en la Península Ibérica a la franja septentrional y que se diferencia de los restantes tilos por sus hojas más pequeñas, la presencia, por el envés de la lámina, de mechones densos de pelos rojos situados en la axila de los nervios y la ausencia de pelos en el peciolo y en el haz de la hoja.
 
Prunus avium (foto: Antonio Vázquez)

Prunus avium (foto: Antonio Vázquez)

En las proximidades de Santolaya -en terrenos que potencialmente corresponden a las carbayedas éutrofas- es frecuente ver nogales y cerezos (Prunus avium) cultivados. El nogal, noceo, nozal, nuzal o nucero (Juglans regia L.) es un árbol de hojas compuestas que de forma natural se extiende por el SE de Europa y el W de Asia, desde Grecia hasta el Himalaya. Desde la antigüedad se cultiva por sus frutos y madera en toda la Península Ibérica; en Asturias se encuentra frecuentemente cultivado y en ocasiones naturalizado, desde el nivel del mar hasta los 800 msnm, prosperando mejor en los suelos sueltos, permeables y no muy pobres. Su madera (dura, homogénea, muy pesada y con un vistoso veteado) es muy apreciada en ebanistería y por cocción adquiere una tonalidad rojiza o veteada de negro y rojo, al tiempo que su dureza aumenta. Los nogales también se cultivan para aprovechar sus frutos comestibles, que resultan muy ricos en grasas. De las cáscaras verdes de la nuez se obtiene un barniz denominado nogalina, materia colorante parda muy empleada en otros tiempos para teñir muebles y maderas. Sus hojas (con abundantes materias tánicas) son astringentes, amargas, tónicas y se emplearon contra el raquitismo y las anemias, utilizándose en forma de infusión para hacer descender la cantidad de azúcar en la sangre. En algunos lugares de Asturias se creía que la corteza del nogal (que contiene altas concentraciones de materias tánicas y juglona) era capaz de curar el dolor de muelas y tenía "efectos vejigatorios".
 
El sombrío ambiente nemoral de las carbayedas con fresnos y arces se ve realzado por una maraña de lianas y plantas trepadoras como la hiedra (Hedera helix), la nuez negra o uva de perru (Tamus communis), la raspalenguas (Rubia peregrina), la estrellada (Stellaria holostea) y las madreselvas (Lonicera periclymenum). En las orlas herbáceas de esos bosques son frecuentes las collejas o restallones (Silene vulgaris) y el clinopodio, albahaca de monte, albahaca silvestre o hierba capuchina (Clinopodium vulgare), planta utilizada en fitoterapia para preparar infusiones y como tintórea para obtener colores amarillos y marrones.
Como ya hemos señalado, debido a la feracidad de los suelos de estas carbayedas, desde épocas remotas han sido utilizados intensamente con fines agrícolas y ganaderos, por lo que en la actualidad es difícil encontrar formaciones arboladas bien estructuradas. Lo más frecuente es hallar fragmentos, más o menos cerrados e inmaduros, que pueden considerarse como prebosques y en los que los elementos arbóreos y arbustivos más dinámicos son dominantes; así, son comunes los prebosques de fresnos, avellanos y arces, junto a plantas de las orlas arbustivas de los bosques climáticos.
Un elemento característico del paisaje vegetal de Cabranes —y del centro y oriente de Asturias donde dominan las carbayedas éutrofas— y que contrasta y lo diferencia netamente de los territorios occidentales asturianos, son las sebes (ausentes o infrecuentes en estos últimos territorios), que constituyen la orla arbustiva natural de las carbayedas éutrofas y que, tradicionalmente, son utilizadas tanto para delimitar fincas, prados y cultivos, como por su efecto de corta vientos. En estas sebes son comunes arbustos espinosos como la zarza o escayu (Rubus ulmifolius), el majuelo o espino blanco (Crataegus monogyna), el endrino (Prunus spinosa), el cornejo (Cornus sanguinea) y diversas especies del género Rosa, todos ellos recubiertos por plantas trepadoras y lianas como la nuez negra, la raspalenguas y las madreselvas.
Los prados originados a partir de los terrenos de las carbayedas éutrofas son los más diversos y productivos del territorio, con frecuencia explotados en régimen mixto de siega y diente, y sobre ellos descansa toda la cabaña ganadera vacuna de la zona. Florísticamente, se caracterizan por la presencia de numerosas gramíneas —holco lanudo (Holcus lanatus), dáctilo (Dactylis glomerata), cola de perro (Cynosurus cristatus), ballico (Lolium perenne), Festuca arundinacea, Agrostis capillaris, etcétera—, leguminosas —trébol rojo o de los prados (Trifolium pratense), trébol blanco (Trifolium repens), pie de gallo o zapatinos de la Virgen (Lotus corniculatus), lupulina (Medicago lupulina), etcétera— y otras plantas pertenecientes a diversas familias botánica como compuestas —garbanzón (Centaurea nigra), lechuga de gochu (Hypochoeris radicata), etcétera—, umbelíferas como la zanahoria silvestre (Daucus carota), plantagináceas como el llantén (Plantago lanceolata) o labiadas como la consuela menor o brunela (Prunella vulgaris). En áreas sometidas a un intenso pisoteo y con aportes nitrogenados se incorporan otras plantas herbáceas como el llantén mayor (Plantago major), la espigadilla (Poa annua), la cizaña (Lolium multiflorum) y la correhuela de caminos o sanguinaria mayor (Polygonum aviculare).
 
La alta productividad de estos prados permite que se realicen al menos dos cortas por año, alternando con el pastoreo del ganado vacuno. La calidad de los suelos de estas comunidades vegetales se pone también en evidencia por el establecimiento, desde la época de los romanos, de una modalidad de cultivo de manzanas para sidra asociado con el prado que son las denominadas pomaradas; tienen gran interés económico para la agricultura asturiana, ya que de una misma parcela se obtiene heno, hierba fresca y manzanas. Tradicionalmente, este cultivo se viene realizando con manzanos formados a pleno viento y poda libre, y de sus frutos se obtiene la sidra, bebida típica del territorio biogeográfico ovetense, si bien en los últimos lustros se ha transformado en la bebida emblemática de toda Asturias.
Sobre calizas duras y si además ha habido decapitación de los suelos, se origina un tipo especial de matorral de degradación como son los aulagares, en los que la aulaga o árgoma (Genista occidentalis) desempeña un importante papel. Esta mata es una leguminosa endémica del noroeste de la Península Ibérica, de porte almohadillado, con espinas en las ramas viejas y cuyas flores amarillas surgen en primavera sobre las ramas del año que son las únicas que tienen hojas. Junto a ella abundan otras matas como el carioto (Erica vagans), que es el único brezo capaz de vivir tanto en suelos pobres en bases como en los ricos en ellas y, en menor medida, la carrasquilla azul (Lithodora diffusa) y el lastón (Brachypodium pinnatum subsp. rupestre). Generalmente, los aulagares con tojo europeo (Ulex europaeus) forman parte de la serie de bosques mixtos éutrofos de carbayos, arces y fresnos y constituyen, cuando los suelos son secos y someros, la etapa de máxima degradación de los mismos, tal como acontece en el extremo occidental del concejo, entre Arbazal, Piedrafita y el Pico de la Corolla, al norte de Pandenes. Si establecemos comparaciones entre los matorrales de degradación de las carbayedas con arces y fresnos y las carbayedas con abedul, se puede decir que mientras que los aulagares constituyen la etapa de degradación de los primeros, los brezales-tojales lo son de los segundos.
En los cultivos de huerta y maizales de la zona (instalados en áreas cuya potencialidad forestal son carbayedas o bien alisedas) surgen numerosas malas hierbas, entre las que se pueden mencionar la meruxa o picagallinas (Stellaria media), la persicaria o pejiguera (Polygonum persicaria), los murajes (Anagallis arvensis), la gramínea Avena sterilis y la crucífera Sinapis arvensis, entre otras. A lo largo de las vías de comunicación, así como en escombreras, lugares removidos y zonas donde se deposita gran cantidad de materia orgánica, crecen los ortigales, herbazales nitrófilos donde domina la ortiga (Urtica dioica), junto con el lampazo, bardana o respegones (Arctium minus), la cardencha (Dipsacus sylvestris), los rizos de dama (Epilobium tetragonum), la verbena o curasana (Verbena officinalis), el tusilago (Tussilago fárfara), la compuesta Picris hieraciodes y la ciperácea Carex divulsa, entre otras. Los muros viejos y taludes rocosos del territorio son los hábitats idóneos para el crecimiento del ombligo de Venus o coraxellos (Umbilicus rupestris), la parietaria (Parietaria judaica) y la cimbalaria o palomilla de muro (Cymbalaria muralis), a las que casi siempre acompaña el helecho Asplenium trichomanes.

Alisedas ribereñas orientales
 
Los márgenes de los ríos y arroyos que discurren por los valles de los territorios de clima oceánico de Asturias se encuentran colonizados por los bosques de ribera con alisos o alisedas ribereñas. El factor limitante para su desarrollo es la existencia de agua en las capas freáticas más profundas, por lo que estas alisedas ribereñas y sus orlas y etapas de sustitución crecen sobre los suelos de vega más húmedos con encharcamiento temporal. En estos bosques riparios, el aliso constituye el árbol dominante y característico cuya supervivencia se encuentra condicionada a que sus raíces se encuentren casi constantemente empapadas en agua.
El aliso, humero, humeiru o umeru (Alnus glutinosa [L.] Gaertn.) pertenece a la familia de los abedules (betuláceas) y se distribuye por toda Europa, asociado a corrientes fluviales o humedades. Aunque en ocasiones puede presentar un porte arbustivo, lo más frecuente es que sobrepase los 20 m de altura, llegando a ser centenario. Su madera es blanda, fácilmente trabajable y muy solicitada para la fabricación de carros del país, madreñas y útiles caseros; sin embargo, como leña tiene escaso rendimiento calórico, tal como recoge el dicho popular “lleña umidiza, nin fueu nin ceniza”. La corteza es pardo oscura, agrietada, y al ser arrancada desprende un líquido rojizo; es rica en taninos, y en medicina popular se utiliza como remedio contra la faringitis y la amigdalitis mediante gargarismos. Sus hojas, verde oscuras y brillantes, son más o menos redondeadas, truncadas en el extremo superior, sin pelos (salvo en las intersecciones de los nervios) y pegajosas en estado juvenil; también tuvieron utilidad en medicina popular, puesto que una vez troceadas y puestas a modo de cataplasma, provocan la retirada de la leche en las mujeres que crían y, en fresco, alivian los pies doloridos y sudorosos. Florece de febrero a marzo (antes que surjan las hojas) y las flores masculinas, diminutas y poco vistosas, se agrupan en unas estructuras colgantes (amentos) de color amarillo-rojizo, mientras que las femeninas lo hacen en pequeñas piñas ovoides y pardas.
Los bosques de ribera con alisos que se extienden al oriente de la cuenca del Narcea —por toda la cornisa cantábrica hasta la Aquitania y Landas francesas— presentan una composición florística que las diferencia notablemente de las alisedas que se extiende al poniente del Narcea, cuya distribución hacia el este permite calificarlas como alisedas ribereñas orientales (Hyperico androsaemi-Alnetum glutinosae). Se desarrollan desde el nivel del mar hasta los 700-800 m de altitud y se asientan sobre suelos de tipo anmoriforme, caracterizados por la presencia, en su perfil, de un horizonte de gley gris azulado o verdoso, continuamente embebido en agua y cuya coloración es debida al hierro en estado ferroso por reducción producida por el agua cargada de materia orgánica. Este tipo de aliseda es la que ocupa los márgenes de los arroyos y ríos cabraneses, en especial el Sales y el Viña.
 
Los suelos de vega donde se desarrollan se encuentran condicionados por el tipo de roca sobre los que se instalan, y puesto que las rocas calcáreas son en muchos casos dominantes, los suelos son ricos en bases. Además del aliso, otros árboles planocaducifolios como fresnos, carbayos y sauces, son comunes. Entre los arbustos son frecuentes y abundantes las zarzas (Rubus), el avellano (Corylus avellana), el saúco, sabugo, benital, sabugu, xabugu o xaú (Sambucus nigra), el laurel, lloréu (Laurus nobilis), el cornejo (Cornus sanguinea) y el arraclán (Frangula alnus). El sotobosque es muy diverso y son abundantes las plantas exigentes en la trofía y humedad del suelo, como la ciperácea Carex pendula (de elevado porte y espigas femeninas largas, cilíndricas y péndulas), el zubón, suelda o sanatodo (Hypericum androsaemum), los murajes amarillos (Lysimachia nemorum), la dulcamara (Solanum dulcamara), la circea (Circaea lutetiana), la ortiga hedionda o chordiga morada (Stachys sylvatica), collejas o estallones (Silene vulgaris), Silene dioica, Scrophularia alpestris y los helechos Athyrium filix-femina y Dryopteris dilatata, entre otras.
La orla arbustiva más típica de estos bosques de ribera, con suelos muy húmedos, son las saucedas de salguera negra (Salix atrocinerea), salguera cabruna (Salix caprea), el híbrido natural de ambos, Salix x quercifolia, arraclanes (Frangula alnus) y diversos zarzas (Rubus). Hacia tierra firme, con menor humedad edáfica la orla arbustiva son espinales y zarzales húmedos. Como ya hemos comentado en el apartado anterior, gran parte de los terrenos de vega, cuya potencialidad corresponde a los bosques ribereños de aliso, han sido transformados por el hombre en prados que tienen la ventaja de producir hierba fresca en el verano, cuando en los asentados en ladera la producción está paralizada o casi por la escasa disponibilidad hídrica del suelo.
Los prados de vega responden a sus características edáficas con una composición florística peculiar, y en ellos se hacen comunes diversas especies de juncos (Juncus conglomeratus y Juncus effusus), junto con otras plantas de apetencias edáficas similares como la leguminosa Lotus pedunculatus. En contacto con ellos surgen los herbazales húmedos presididos por el eupatorio o canabina (Eupatorium cannabinum), la angélica silvestre (Angelica sylvestris), la menta de agua, hierbabuena de agua o hierba tisana (Mentha aquatica), el mastranzo o fediondu (Mentha suaveolens), la campanilla mayor o corregüela mayor (Calystegia sepium) y Epilobium hirsutum. Cuando aumentan los aportes nitrogenados en estos medios se incorporan la bugalla o redellobas (Ranunculus repens) y las romazas o paniegas Rumex crispus y Rumex obtusifolius. En las surgencias de aguas (fuentes, manantiales, etc.), tanto en el dominio de las alisedas como de las carbayedas, crecen unos herbazales donde no es infrecuente la presencia de la saxífraga dorada (Chrysosplenium oppositifolium) y la becabunga (Veronica beccabunga). En los suelos arenosos temporalmente inundados crecen unos pastizales abiertos en los que prospera la resbalabueyes o junco de sapo (Juncus bufonius) y la centaura menor (Centaurium erythraea).
 
Píjara (foto: Antonio Vázquez)

Píjara (foto: Antonio Vázquez)

Es raro encontrar alisedas maduras bien formadas y, en general, aparecen como estrechas alineaciones de árboles formando bosques lineares de escasa anchura, ya que de forma general han sido talados para obtener terrenos aptos para el cultivo. No es infrecuente observar en las alisedas la presencia de especies arbóreas alóctonas como chopos o álamos negros (Populus nigra) o robinias (Robinia pseudoacacia). En ocasiones, debido a la escasa anchura del cauce del río o arroyo, las copas de los alisos de ambas riberas se ponen en contacto constituyendo los denominados bosques en galería, creando, en el seno del río, un ambiente muy sombrío y húmedo, propicio para el desarrollo de una vegetación dominada por helechos de carácter subtropical como Woodwardia radicans (píjara) o Vandenboschia speciosa.
Las alisedas ribereñas se encuentran protegidas por la legislación europea, ya que figuran en el anexo I (tipos de hábitats naturales de interés comunitario para cuya conservación es necesario designar zonas especiales de conservación) de la Directiva 92/43/CEE del consejo de 21 de mayo de 1992, relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestre (Diario Oficial de las Comunidades Europeas, L 206, de 22 de julio de 1992). Estos bosques ribereños están considerados como hábitat prioritario en la citada Directiva 92/43/CEE, lo que significa que su conservación supone una especial responsabilidad para la Unión Europea, habida cuenta
de la importancia de la proporción de su área de distribución natural incluida en el territorio europeo.

Bibliografía. DÍAZ GONZÁLEZ, T. E. (2005). Plantas Invasoras. Flora alóctona e invasora: estado actual de su conocimiento y control en Asturias. Jornada Técnica sobre Plantas Invasoras. Dirección General de Recursos Naturales. Principado de Asturias. Febrero 2005; DÍAZGONZÁLEZ, T.E. (2009). Caracterización de los Distritos Biogeográficos del Principado de Asturias (Norte de España). Pág. 423-455 in Llamas, F. & Acedo, C. (eds.) Botánica Pirenaico-Cantábrica en el siglo XXI. Área Publ. Univ. León. León; DÍAZ GONZÁLEZ, T. E. & J. A. FERNÁNDEZ PRIETO (1994). La Vegetación de Asturias. Itinera Geobotanica, 8: 243-528; DÍAZ GONZÁLEZ, T.E. & J.A. FERNÁNDEZ PRIETO (2007). “Biogeografía de Asturias: Bases para su actualización”. En I Congreso de Estudios Asturianos. Oviedo, 10-13 mayo 2006. Vol. VI: 31-53. Real Instituto de Estudios Asturianos. Oviedo; DÍAZ GONZÁLEZ, T. E. (coord.), J. A. FERNÁNDEZ PRIETO, H. S. NAVA FERNÁNDEZ & A. BUENO SÁNCHEZ (2005). Flora en Peligro de Asturias. En LASTRA, C. (Eds.) Especies Protegidas en Asturias. Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA). Uvieu/Oviedo: 1-82; DÍAZ GONZÁLEZ, T.E. & A. VÁZQUEZ (2004). Guía de los Bosques Asturianos. EdicionesTrea S L. Gijón; GONZÁLEZ COSTALES, J. A. (2007). Plantas alóctonas invasoras en el Principado de Asturias. Consejería de Medio Ambiente. Ordenación del Territorio e Infraestructuras. Gobierno del Principado de Asturias. 190 páginas; MAYOR LOPEZ, M.& T. E. DÍAZ GONZALEZ (2003). La Flora Asturiana. Edición Actualizada. Real Instituto de Estudios Asturianos, 761 pág.Oviedo; RIVAS-MARTÍNEZ, S. & COAUTORES (2007). “Mapa de Series, Geoseries y Geopermaseries de Vegetación de España. Memoria del mapa de Vegetación Potencial de España. Parte I”. En Itinera Geobotanica (Nueva Serie) 17: 1-436; RIVAS-MARTÍNEZ, S., T. E. DÍAZ GONZÁLEZ, F.FERNÁNDEZ-GONZÁLEZ, J. IZCO, J. LOIDI, M. LOUSA & A. PENAS (2002). Vascular Plant Communities of Spain and Portugal. Addenda to the Syntaxonomical Checklist of 2001. Part I. Itinera Geobotánica 15(1): 5-432. (T. E. D. G.).
 
 

<< volver

Aportaciones

¿Falta alguna reseña, hay inexactitudes, el texto está incompleto? ¡Colabora!

+ más