Este personaje
pertenece a la saga de los Naredo, apellido que ha creado diversos problemas de
identificación con relación a otras personas que lo portaban. Un problema de
identidad que no sólo ha sido patrimonio de los departamentos policiales de
recuperación de documentos masónicos, que se han peleado por aclarar las
identidades de unos y otros, sino también del firmante de este reseña, que,
cincuenta años más tarde, tras conseguir los diferentes expedientes y
confrontarlos, ha podido ir desentrañando quién era quién y dónde estaba cada
uno en esos momentos.
La complicación en la identificación de este Naredo,
que ha traído de cabeza a los servicios policiales, se debe a no haber sido
utilizado, tanto por parte del anterior francmasón reseñado como por el propio
Alfonso Benigno, su primer apellido y por haber suprimido, además, este último
su segundo nombre, lo que dio lugar a un obligado e intenso cruce de
correspondencia entre los distintos servicios policiales pidiendo aclaración
sobre las diversas identidades de este francmasón que reúne en torno a su
persona muchas curiosidades.
Según su expediente, nace el 24 de enero de 1890 en
Cabranes, está soltero y es un obrero sin cualificar. Se inicia en la logia
Jovellanos 337, el 15 de septiembre de 1922, adoptando el simbólico nombre de
“Productor”. En poco menos de un año ya tiene el grado de Compañero (2º) y, a
partir de aquí, Alfonso Benigno Naredo inicia un periplo latinoamericano con la
documentación masónica en el bolsillo, con la cual buscó incesantemente los
lazos de la unión y fraternidad universal de la
masonería, para ir
adscribiéndose a diversas logias y hacerse con los medios necesarios para
subsistir, aunque a tenor de los pocos años que duró su andanza americana no
parece que le hubiera sido de mucho provecho. Primero lo tenemos exaltándose a
Maestro Masón (3º), diploma que la logia Dindurra, de
Cuba, le otorga
el 24 de abril de 1925. Más tarde, según los datos de su expediente, se
reafilia en 1927 a
la logia Acacia, de Buenos Aires, expresando que su profesión es la de
empleado de comercio; dos meses más tarde solicita la “plancha de quite” y pasa
a la condición de “hermano en sueños o durmiente”.
Según el boletín del Gran Oriente Español, el 13 de
abril de 1928 es de nuevo afiliado a un taller, pero ya en tierras españolas y,
cómo no, en su tierra asturiana. En esta ocasión será la logia Jovellanos
1 la que le admita en su seno reconociéndole, tras un exhaustivo retejeo, su
grado de Maestro (3º); meses más tarde será irradiado debido a la
comisión de varios delitos profanos, sin que en la carta de irradiación se
expresen cuáles eran esos delitos.
En 1934 consta en los expedientes policiales un
Alfonso Naredo acusado de atraco a mano armada por motivos políticos, y
posiblemente sea nuestro francmasón, del que tendremos noticias un poco más
adelante. El 22 de septiembre de 1936, el
Frente Popular constituye la Junta Gestora de
Cabranes, y Alfonso Naredo es propuesto por el Partido Comunista, que le
presenta como candidato a alcalde, saliendo elegido por 15 votos, frente a
Martín Villamor, de Izquierda Republicana.
El flamante alcalde tiene una elegante firma
secundada de tres significativos puntos en su rúbrica, que comienza a aparecer
en varios documentos en los que realiza una serie de “... peticiones a favor de
varios soldados, para que se les deje regresar a sus casas por un tiempo..”.
