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Leopoldo Palacio Carús

 
Leopoldo Palacio Carús (Archivo Inaciu Hevia Llavona)

Leopoldo Palacio Carús (Archivo Inaciu Hevia Llavona)

Creador y propietariode la Casa-Museo de Cerámica Popular Asturiana, de Piñera, nació en estaaldea cabranesa en 1939 y, dada la dureza de los difíciles años de posguerra aque hubo de enfrentarse en su infancia y adolescencia, a la temprana edad denueve años ya contribuía con su esfuerzo personal al alivio de la precariaeconomía familiar. Uno de sus primeros trabajos consistió en el transporte deleche, sirviéndose de un carro tirado por un burro, desde Camás a La Encrucijada. Sibien ya se sintió inclinado al estudio desde muy niño, las difícilescircunstancias de la época no le permitieron más que la asistencia a la escuelapública, aunque, con gran vocación y esfuerzo, tuvo ocasión de recibir clasesparticulares de uno de sus maestros, don Manuel Conceiro Carro. Su afición a lalectura y, en general, su gran inquietud cultural, encontraron un valiosoaliciente de superación en la biblioteca de su padre.
A la edad dequince años, Leopoldo se aventura a dejar la casa paterna y pasa a Gijón, encuya ciudad se integra dentro del gremio de la hostelería. Tras esta etapa,intenta un nuevo rumbo laboral y alterna su dedicaciónhabitual con el trabajo de viajante. A continuación, se le brinda laoportunidad de participar en una pequeña empresa conjunta, dedicada a laelaboración de productos lácteos y radicada en Arriondas, con Claver CrespoSampedro y Juan Escandón .
El fallecimientode su madre y la intempestiva incorporación a filas para cumplir el serviciomilitar, desvanecen temporalmente sus proyectos. Una vez licenciado, contraematrimonio, del que nacerían sus cuatro hijos, y en 1966 fija su residenciaprovisional en Villamayor, permanecería en esta localidad durante varios años,al frente de su negocio del Café Gran Peña, cuya trastienda comienza a dar cabidatanto a las antigüedades que va rescatando como a la presencia decoleccionistas, artistas y amigos que admiran y estimulan la labor emprendidapor Leopoldo. A lo largo de este tiempo, simultanea su trabajo con su aficiónal mundo artístico y creacional: la pintura, la música, la restauración demuebles y, particularmente, la cerámica (a la que se aficiona en casa de susabuelos de Pandenes), que le van centrando paso a paso en el mundo de susinquietudes. No ceja en su afán de rastrear todos lo rincones y recorrer todoslos caminos de Asturias, y su empeño va dando fruto: crece, en cantidad y encalidad, la recopilación de piezas antiguas, desde relojes a campanas, pasandopor utensilios de labranza o enseres domésticos y, mientras aumenta el número depiezas adquiridas, organiza exposiciones y se enfrenta al consiguiente problemade tener que ordenarlas, estudiarlas y buscarles un espacio apropiado dondeinstalarlas.
 
En 1979, tras el acuerdo que se establece entre él y sus hermanos, adquiere la casa paterna de Piñera, la restaura, a costa de un gran esfuerzo personal, y acomoda en sus tres plantas el gran fondo etnográfico que ha venido reuniendo a costa de tesón y un gran esfuerzo económico. Ya instalado el Museo —en el que la cerámica ocupa un lugar privilegiado—, Leopoldo prosigue la búsqueda de nuevo material y, al mismo tiempo, realiza exposiciones, imparte charlas e intenta alguna ayuda oficial, a fin de preservar, mantener e ir enriqueciendo el contenido del Museo personal que ha venido forjando. No fructifica su llamamiento de ayuda, pero Palacio no se desanima por ello: su Casa-Museo ya ha ganado prestigio en todo el Principado y continúa creciendo a un ritmo que en la actualidad demanda un espacio más holgado y probablemente exija unas condiciones de conservación y un mantenimiento acordes con su relevancia patrimonial. (J. A. M.)..
 
 

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